Desde su descubrimiento, los antibióticos han colaborado a mejorar la salud de la humanidad. Pero, ¿qué son los antibióticos?
Alexander Fleming, médico especializado en bacteriología nacido en Escocia, fue el autor de dicho hallazgo. Se le atribuyen los descubrimientos de la lisozima y, por supuesto, de la penicilina. Ambos sucedieron de manera accidental.
La lisozima fue fruto de la tos de un enfermo sobre uno de sus cultivos con microorganismos infecciosos. Cuando volvió a mirarlos, se dio cuenta de que una gran parte de ellos habían desaparecido. Fue a causa de la lisozima, una enzima que genera nuestro propio cuerpo y que se encuentra en las fosas nasales y en la saliva. Al toser, esta enzima hizo efecto en los agentes infecciosos, destruyéndolos y haciendo así que Fleming se percatara de su importante descubrimiento.
Más tarde, siguiendo con su empeño de encontrar alguna sustancia que eliminara los bacterias de algunas enfermedades, tuvo la oportunidad de hacer un estudio sobre los estafilococos. Analizando estas muestras de estafilococos expuestas al aire del ambiente, alguna de ellas fue contaminada por un hongo. Al observarlo, vio que había causado la destrucción de los estafilococos en algunas partes de la placa del cultivo. A diferencia de otros científicos, Fleming decidió darle importancia a esta curiosidad y abandonó su estudio de los estafilococos, dedicándose tras ello a la investigación de las propiedades de este hongo.
Probó sus efectos con otras bacterias de otras enfermedades y el resultado fue sorprendente. Resultó ser un organismo capaz de combatir las bacterias de algunas enfermedades como el ántrax. Le hizo pensar en su uso terapéutico.
Cultivando ese moho en un caldo nutritivo, comprobó que el líquido que había estado en contacto con el hongo, tenía las mismas propiedades que él: mataba a algunos microbios. Después de identificarlo, bautizó a su hallazgo como penicilina y probó que no era nociva, confirmando así su sospecha de uso médico. Aunque tuvo ciertos problemas a la hora de conseguir separar la penicilina de algunas proteínas con las que se encontraba, pues no podía inyectarse directamente.
Fue el científico Chain quien dio una solución a ese problema, consiguiendo el aislamiento de la penicilina mediante liofilización.
Finalmente, la colaboración entre ambos científicos hizo que la penicilina fuera aún más purificada y la lograron producir en grandes cantidades.
Por lo tanto, podemos decir que un antibiótico es una sustancia capaz de destruir a algunos microorganismos, principalmente bacterias, y se utilizan en la medicina para tratar infecciones.
Los principales tipos de antibióticos son las penicilinas, cefalosporinas (efectiva contra numerosas bacterias), aminoglucósidos (remedio contra la tuberculosis, aunque bastante tóxica), cloramfenicol (muy usada en infecciones oculares, pero conlleva varios efectos secundarios), tetraciclinas (usada para infecciones de la piel y tifus) y vancomicina (último recurso para acabar con microbios resistentes a los otros antibióticos).
Gracias a los antibióticos, especialmente a la penicilina, se salvaron un gran número de vidas humanas durante la 2ª Guerra Mundial, en la que se trataron las típicas infecciones de estos conflictos. Además, el descubrimiento de Fleming sirvió de base e inspiración para los posteriores desarrollos de antibióticos que son actualmente usados en numerosos casos de infección.